El pasado fin de semana tuvieron lugar en Parma y Plasencia los actos con motivo del anual Capítulo General de las Órdenes Dinásticas parmesanas, presididos por Don Carlos de Borbón en su calidad de Duque de Parma, Plasencia y estados anexos.

En su discurso ante el Capítulo General de las órdenes, reunido en la sala capitular de la Iglesia Magistral Constantiniana de Santa María de la Steccata, de Parma, Don Carlos, que estuvo acompañado de su esposa Doña Ana María y de su hermano Don Jaime, señaló el error de «identificar a la Iglesia como una realidad abstracta o confinada a los límites de una sacristía», y conminó a los presentes a participar activamente en la vida social, bajo la guía de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona humana, bien común, subsidiariedad y solidaridad.

Estaban presentes los caballeros y damas de la S.A.I. Orden Constantiniana de San Jorge, de la Orden bajo el título de San Luis, de la Orden del Mérito Militar de San Jorge de Lucca y los galardonados con la Medalla del Príncipe y la Medalla de Salud Pública conocida como Carità Coraggiosa (Caridad Valiente). Ante todos ellos, Don Carlos indicó que los valores que animan a dicho grupo, «que tiene su origen en la tradición de la Caballería, son sobre todo valores expresados por el cristianismo». «¿Pero qué valores son estos? ¿Se trata de conceptos abstractos? En absoluto.», dijo.

Recordando el Sermón de la Montaña indicó que las Bienaventuranzas «representan un Manifiesto del cristianismo, un programa para hacer presente el Reino de Dios en la tierra». Y por ello, según Don Carlos Javier, la Iglesia y quienes se reconocen en ella han irrumpido en la historia para actuar «desde una nueva óptica, que no obedecía a ninguna ideología ni a ninguna posición de poder temporal o económico, sino que se reconocía únicamente en la lógica del Evangelio, aprovechando los talentos recibidos». Es en este preciso sentido en el que el Duque de Parma repasó junto a los caballeros de las órdenes la importancia y la «suma actualidad» de la Doctrina Social Católica. 

Don Carlos hizo un breve repaso histórico de la figura de S.S. el Papa León XIII, como fundador de lo que se conoce como doctrina social católica, destacando de él, además de su capacidad como organizador y buen administrador, la figura de «un pastor que, con gran sentido de la justicia, tomó una postura expresa a favor de quienes vivían en la pobreza». Recordó así cómo el Pontífice fundó hogares para ancianos y personas pobres e instituciones como el monte de piedad para facilitar el acceso al crédito a bajo interés a los necesitados, o como luchó contra la corrupción y la pobreza, confiscando el pan que era elaborado por los panaderos con menos peso del prescrito y distribuyéndolo entre los pobres.

Don Carlos, Doña Ana María y Don Jaime, durante la misa

También recordó Don Carlos cómo León XIII condenó el socialismo, el liberalismo y el comunismo, afirmando que «un Estado debe, sobre todo, crear las condiciones para un equilibrio entre el bienestar de las personas en la esfera pública y la prosperidad individual. De esta forma, el Papa sentó las bases de la Enseñanza Social Católica de la subsidiariedad». Igualmente, hizo memoria de cómo el Papa «intentó contrarrestar los excesos de la revolución industrial y se dedicó a fundar numerosas instituciones donde personas por debajo del nivel mínimo de subsistencia recibían ayuda, no por misericordia sino por justicia», y también su preocupación por los cambios sociales que trajo el capitalismo industrial, «denunciando la disparidad entre las enormes fortunas de unos pocos individuos y la extrema pobreza de las masas». También mencionó cómo el Pontífice reconoció la legitimidad de los sindicatos, herramientas para que los más vulnerables fuesen «menos débiles en las negociaciones y les permitía construir una vida digna a través de un salario justo».

Don Carlos  afirmó que todo ese conjunto de enseñanzas nos lleva a «comprender que muchas de las necesidades del hombre moderno se resienten todavía hoy de aquellas situaciones que llevaron a León XIII y sus sucesores a desarrollar esta doctrina, invocando con fuerza el equilibrio, en un mundo atormentado por la lógica del mercado y por sus intentos cada vez más manifiestos de prevalecer sobre la dignidad humana».

También indicó Don Carlos Javier que la dignidad humana se basa en la libertad, «una libertad que las personas no pueden alcanzar cuando están determinadas por la preocupación por el pan de cada día; pero tampoco cuando están gobernadas por el miedo, el de los ricos, a perder su extrema riqueza».

Finalizó sus palabras animando a los caballeros a reflexionar sobre «si realmente hacemos todo lo posible para practicar la justicia, ejercer la solidaridad, estar a la altura de lo que nuestro propio rol nos permite hacer» y exhortándoles a tratar de comprender mejor en cuanto a orden caballeresca, «qué somos, y qué debemos ser, desempeñando un papel en la sociedad como personas que comparten ideales comunes».

Santa Misa e investidura de nuevos caballeros y damas

Antes del Capítulo General, los caballeros y damas de las Órdenes dinásticas, entre los que había una representación española, asistieron a la Santa Misa oficiada por S.E.R. el Cardenal Dominique Mamberti, prefecto de la Signatura Apostólica,  quien animó a los presentes a actuar activamente como católicos y no quedarse sólo en buenas intenciones. En la misa participó el Obispo de Parma, Mons. Enrico Solmi, junto a otros miembros del clero parmesano. La ceremonia solemne fue armonizada con piezas del ordinario de Angelis y diversos motetes gregorianos.

S.E.R. el Cardenal Dominique Mamberti durante su homilía

En la ceremonia de investidura que sucedió al Capítulo General, ceremonia que tuvo lugar en la sacristía de Iglesia de Santa María de la Steccata, fueron recibidos en la S.A.I. Constantiniana de San Jorge el príncipe Carlos Emmanuel de Borbón Parma –sobrino nieto de Don Javier y nieto de su hermano Renato– y su esposa, la baronesa Constance de Ravinel. También ingresaron en la misma orden dos caballeros españoles.

Por la noche tuvo lugar una cena de gala, con más de trescientos comensales, en el Palacio Ducal Reggia di Colorno, antigua residencia de verano de los duques de Parma, que fue cedido por la provincia de Parma para la ocasión. La recaudación de la cena ha sido destinada a la asociación católica caritativa Mensa dei poveri di Padre Lino, de Parma.

Don Carlos y Doña Ana María en Plasencia el viernes

Investidura y acto cultural en Plasencia

La jornada anterior, viernes 27 de septiembre, en Plasencia, también tuvo lugar una ceremonia de investidura de nuevos caballeros y damas de las órdenes parmesanas, que fue precedida de una Misa en la iglesia monumental de San Sixto y de una jornada de estudios históricos. En esta jornada se presentaron las obras «La Reina María Luisa de Borbón y la música», escrita por la Dra. Paola Cirani, Directora de la Biblioteca Palatina de Parma y «El ejército del Ducado de Parma y Piacenza – Las tropas de los primeros Borbones 1734-1736 y 1748-1802», cuyo autor es el doctor Mario Zannoni. Se presentó asimismo el catálogo de la exposición Fernando de Borbón de Parma entre el arte y la devoción celebrada en el Palacio Real de Colorno y editado por el Prof. Giovanni Godi, así como una conferencia sobre la figura de Isabel de Farnesio con el título Isabel: el ocaso de los Farnesios, el amanecer de los Borbones, a cargo del Dr. Antonio Iommelli, director de los Museos Cívicos del Palacio Farnese de Plasencia.

Para leer completo el discurso de Don Carlos, descargar PDF aquí:


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